jueves, 18 de noviembre de 2010

DISEÑO EUCARISTIA



MONICIÓN DE ENTRADA:

Hermanos: ¡BIENVENIDOS! a esta Celebración Navideña, Universal. Toda la Comunidad Educativa Asuncionista hoy aquí reunida, quiere dar gracias a Dios - Padre porque los logros que hemos recibido durante el año 2010.
Entre todos los símbolos navideños, ninguno expresa tan bien como la ESTRELLA el significado más profundo del nacimiento de Jesús. De ahí que fuera una estrella, la que condujo a los Magos de Oriente al portal de Belén, para que conocieran al recién nacido Niño - Dios y lo adoraran. Que esa misma estrella nos siga iluminando en nuestro quehacer educativo.

ACTO PENITENCIAL.
DINAMICA:
Todos tendrán un cirio y lo encienden. Tres personas piden perdón por las faltas que se cometieron durante el año escolar. Después de la absolución lo apagan.

LECTURAS DIA 25 DICIEMBRE.
Libro de Isaías 52,7-10.
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a Sión: "¡Tu Dios reina!".
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión,
¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, él redime a Jerusalén!
El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, verán la salvación de nuestro Dios.

Salmo 98,1.2-3.4.5-6.
Salmo. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey.

Carta a los Hebreos 1,1-6.
Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras,
ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.

El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo.
Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy? ¿Y de qué ángel dijo: Yo seré un padre para él y él será para mí un hijo?
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren.

Evangelio según San Juan 1,1-18.

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
 La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.  Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
 Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
PRECES.
HERMANOS PIDAMOS A DIOS PADRE MISERICORDIOSO NUESTRAS SUPLICAS PARA QUE LAS ACOJA EN SU CORAZÓN Y DIGAMOSLE CONFIADOS.
“POR LA INTERSECCION DEL NIÑO JESUS, ESCUCHANOS SEÑOR”
1. Por la Iglesia. Para que sepa transmitir a las futuras generaciones el gran
Misterio de la Navidad, un Misterio que es Dios en medio de nosotros. Roguemos al Señor.

2. Por nuestras familias. Para que las reuniones de estos días sean signo de nuestra fe y de nuestra esperanza en Dios. Para que no olvidemos de bendecir la mesa, visitar a nuestros familiares enfermos, cantar villancicos y expresar nuestra fe. Roguemos al Señor.

3. Por los que ya no están en nuestras mesas. Por nuestros seres queridos ya
difuntos. Para que canten y gocen ante el Niño Dios en el cielo.  Roguemos al Señor.

4. Por todos los que participamos en esta Eucaristía. Para que estemos orgullosos de ser cristianos y mantengamos viva nuestra fe y también nuestras tradiciones
cristianas.  Roguemos al Señor.

5. Por los que no pueden vivir unas navidades en familia. Por los que se encuentran en dificultades. Para que el Niño Dios esté presente en sus corazones.
Roguemos al Señor.

6. Por toda nuestra comunidad educativa para que el espíritu del recién nacido ilumine nuestra labor diaria. Roguemos al Señor.


OFRENDAS
LECHE:
Con la leche, Señor, manifestamos nuestra gratitud por la venida de Dios al mundo. Que no falte en los cristianos el deseo de complacerte haciendo el bien en tu nombre.

MIEL
Con la miel, Señor, simbolizamos la dulzura de la fe. Sin ella, la vida resulta difícil. Con la fe, Señor, es posible hacer frente y salir victorioso de las dificultades.

PAN Y VINO
Con el pan y el vino para consagrar, queremos representar nuestra firme convicción de que tú, SEÑOR, te haces verdaderamente presente en el altar. Que nunca dejemos de adorarte en este sacramento que Tú nos dejaste.




Niño recién nacido en un pesebre. La ternura, la ilusión, la esperanza.
Amor inmenso en el fondo del misterio. Dios nos ama.
Vida nueva, vida creciente, vida llena.
Ilusión renovada y compartida, trascendiendo las realidades relativas.
Don sobre todo don. No hay regalo más grande que un niño.
Alegría contagiosa, hasta en las alondras, en los campos nevados, en el mar, en el universo entero, en cada hogar.
Dios entregado, humanizado. Desde el pesebre es el SOL naciente, que nace de lo alto.

   

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